This post is written by Citizen Lab Visiting Fellow Luis Horacio Najera on the occasion of World Press Freedom Day, 3 May 2013.
Journalism and news services are among the most radically and rapidly transformed industries since the invention of the Internet. In 1989, when I started my career as a reporter in Northern Mexico, we had no email, no laptops, no Skype, or social media identities. Traveling outside of the city for special assignments was an adventure that included making collect calls to dictate the article, while rushing to the airport to look for someone who can take –- for free — a film canister with photos to be published in next day’s paper. Obtaining sensitive data from private or public entities was a permanent challenge for investigative reporters because information was monopolized by a select few.
26 years later, smartphones, tablets, and cyberspace not only redefined channels of distribution and content, but also how professional reporters –- and now citizen journalists — work. Print newspapers are currently in crisis due to financial constraints originated by the lack of interest among younger audiences, who prefer consuming real-time news as well as multimedia content and platforms over traditional media. In addition, the Internet democratized information by giving access to millions of documents and databases that fragmented power structures. Speaking for journalism, for example, WikiLeaks is a valid source of information, as valid as a press release from any government.
However, such democratization of data, and new models of how to conduct journalism through the Internet, has created a new dimension for the concept of “press freedom.” Cyberspace is a new and unique platform for the generation, consumption, and discussion of news. Even the traditional definition of “news” as “a report of recent events” has been transformed by the speed of reporting and consumption of news media enabled by the Internet. With these changes, a more accurate definition of the news could be “a report of actual events.”
These technological changes have also shifted interpretations of “press freedom,” which in terms of the Internet may be accompanied by the concept of “freedom for the press” or the extended right of journalists and media companies to utilize cyberspace to research stories and publish freely, constrained only by common ethical principles and respect to human dignity and tolerance.
In countries such as Venezuela and Ecuador, tentacles of official censorship against journalists and media companies have reached into cyberspace. A journalist could face criminal charges just by tweeting or posting something that is considered “inappropriate” by the authorities. In Mexico, a survey showed that 70 percent of bloggers and journalists have been either threatened or physically attacked because of their work, and nine out of 10 knew of colleagues who are at risk. An example of previous attacks included the murder of four bloggers by organized crime groups. In Malaysia, opposition and alternative news websites have been targeted by distributed-denial-of-service (DDoS) attacks in the middle of the most competitive political campaign in the country’s history.
In our most recent report, the Citizen Lab confirmed the use of surveillance software developed by companies in the West to provide governments with offensive computer network intrusion capabilities against activists. It won’t be a surprise if sooner than later the Lab’s researchers find journalists to be among those affected by cyber-surveillance.
In a highly Internet-dependent profession such as journalism, it is urgent that both reporters and media companies, who are based in countries identified as dangerous environments for press freedom, are provided with enough training and legal assistance to protect their lives, and are protected by the right to free speech to use cyberspace as an extended forum to openly publish and discuss information that could be considered a matter of public interest.
We need to protect the messenger, because at the end of the day, on the Internet, all of us are messengers.
Dia Mundial de la Libertad de Prensa 2013: No maten a cibermensajero
El Periodismo como profesión y las empresas de medios de comunicación transmisoras de noticias se encuentran entre los grupos que más radical y rápidamente han sido transformados desde que se inventó el Internet. En 1989, cuando yo iniciaba mi carrera como reportero en el norte de México, no había correo electrónico, laptops, Skype o perfiles en las redes sociales. Viajar fuera de la ciudad en asignaciones especiales era una aventura que incluía el hacer llamadas “por cobrar” para dictar las notas por teléfono y correr al aeropuerto, buscando por alguna persona que aceptara –gratis- llevarse un rollo fotográfico sin revelar, para que el periódico lo utilizara en la edición del día siguiente. En ese tiempo, obtener datos sensibles de entidades públicas o privadas era un desafío permanente para los reporteros de investigación, debido a que la información era monopolizada por unos cuantos.
Veintiséis años después, los teléfonos inteligentes o smartphones, las tabletas y el ciberespacio no solo han redefinido los canales de distribución y el contenido de noticias. También se ha transformado la manera de trabajar de los periodistas profesionales y los hoy llamados “periodistas ciudadanos”. A nivel mundial, la prensa escrita se encuentra en crisis financiera originada por la falta de interés de los jóvenes lectores, quienes prefieren consumir noticias en tiempo real, en versión multimedia y privilegiando las nuevas plataformas sobre los medios tradicionales. El Internet ha democratizado la información al dar acceso a millones de documentos y bases de datos que fragmentaron las estructuras de poder. Desde una perspectiva periodística, Wikileaks es una fuente tan válida como el boletín de prensa de cualquier institución de gobierno.
Sin embargo, tal democratización de los datos, y los nuevos modelos de cómo hacer periodismo a través del Internet, han creado una nueva dimensión sobre el concepto de “libertad de prensa”. El ciberespacio es una plataforma única y novedosa para la generación, consumo y discusión de noticias. Incluso la definición tradicional en Inglés de “noticias” como un reporte de eventos recientes ha sido transformado por la velocidad con la que se reporta y se consume a través de Internet. Con estos cambios, una definición más exacta de noticias podría ser “el reporte de eventos actuales”. Los cambios tecnológicos también modificaron la interpretación del concepto de “libertad de prensa”, el cual en el contexto del Internet podría ser acompañado por “libertad para la prensa”, o el derecho de periodistas y compañías de medios de utilizar libremente el ciberespacio para investigar historias y publicarlas, siempre observando principios comunes de ética periodística, respeto a la dignidad humana y tolerancia.
En países como Venezuela y Ecuador, los tentáculos de la censura oficial en contra de los periodistas y compañías de medios han alcanzado el ciberespacio. Un periodista puede enfrentar cargos criminales solo por twittear o postear en la red algo que puede ser considerado “inapropiado” por las autoridades. En México, una encuesta mostró que 70 por ciento de blogueros y periodistas han sido amenazados o agredidos físicamente como consecuencia de su trabajo en la red, y 9 de cada 10 aseguró saber de algún colega en riesgo. Los ataques incluyen el asesinato de 4 blogueros por grupos del crimen organizado. En Malaysia, páginas web de partidos de oposición y de sitios alternativos de noticias han sido atacados a través de la negación distribuída de servicio (distributed-denial-of-service (DDoS) en medio de la campaña política más competitiva en la historia del país.
En su más reciente reciente reporte, el Citizen Lab confirmó el uso de un software especial de vigilancia desarrollado por empresas occidentales, el cual es utilizado por gobiernos para intervenir ofensivamente las redes y los equipos de cómputo de activistas. No será una sorpresa si tarde o temprano nuestros investigadores del Citizen Lab encuentran periodistas afectados también por la ciber-vigilancia.
En una profesión tan dependiente del uso del Internet como es el periodismo, es urgente proveer a reporteros y compañías de medios localizadas en países identificados como zonas de alto riesgo la capacitación y asistencia legal necesarias para proteger sus vidas y su derecho a utilizar el ciberespacio como un foro donde abierta y libremente publiquen y discutan cualquier tipo de información considerada de interés público.
Necesitamos proteger al mensajero, porque al final del día, en el Internet todos somos mensajeros.